La leyenda de quien hizo el bien a toda costa.
Hoy te queremos contar la leyenda de Artabán, el cuarto rey mago que se perdió en camino al nacimiento del mesías de los cristianos. Artabán, junto a Melchor, Gaspar y Baltasar realizó planes para realizar el viaje en donde conocerían al Mesías y en donde entregarían sus respectivos regalos.
El cuarto rey mago, llevaba una gran cantidad de piedras preciosas (rubí, jade y diamante) para ofrecérselas recién nacido Jesús. En el camino se encontró con un anciano enfermo, cansado y sin dinero que necesitaba de sus cuidados, por lo que Artabán sin dudarlo le ofreció su ayuda.
Después de brindarle su apoyo, emprendió solo su camino hasta Belén, pero la sorpresa a su llegada, fue que el niño Jesús ya había nacido y sus padres habían huido rumbo a Egipto, escapando de la matanza de infantes que había ordenado Herodes.
El rey mago siguió los paso de la familia pero el ejército romano lo detuvo y condenò a treinta años de prisión en las cárceles del Imperio. A su salida, el cuarto rey mago siguió brindando ayuda en los lugares por donde pasaba sin pensar que el cargamento de piedras preciosas se reducía poco a poco.
Así pasaron 33 años, un día Artabàn llegó al monte Gólgota donde iban a crucificar a un hombre que decía que era el Mesías pero el corrió a socorrer a una mujer que iba a ser vendida como esclava para pagar la deuda de su padre, y allí entregó su último rubí. Desconsolado y triste se colocó junto a una casa, pero en ese momento la tierra tembló y una roca lo golpeó dejándolo moribundo.
Artaban agonizando pidió disculpas por no haber cumplido con la misión de adorar al Mesías, pero antes de morir, una voz le dijo: “Todo lo que hiciste por los demás lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos”.
Esta hermosa historia vio la luz en la obra The Other Wise Man (El otro rey mago), escrito en 1896 por Henry van Dyke (1852-1933), teólogo presbiteriano estadounidense. Se acerca el día de reyes y queremos recordarte que el mejor regalo es hacer el bien a los demás.